Scout un día, scout siempre

Tras haber pasado un fin de semana rodeada de pañoletas de cientos de colores, con el motivo de celebrar el San Jorge, patrón del movimiento y a su vez el festival de la canción, me ha apetecido dedicarle un post a todos aquellos que hacen posible que este mundo vaya cada vez un poquito más a mejor.
La mayoría de las veces creemos que solo se puede aprender entre las cuatro paredes blancas de un aula, pero ¿cómo podemos aprender fuera de ella? Cuando estás en un sitio donde te lo pasas bien y te diviertes con personas de tu edad, te olvidas si estás aprendiendo o no, pero lo poco que puedas aprender es algo que se te va a quedar para siempre. Algo parecido me pasó cuando hace unos años descubrí un gran movimiento de personas de todas las edades con el mismo fin, construir un mundo mejor. Si aun no sabes de qué estoy hablando, es el gran movimiento Scout. Ahora me gustaría hablar un poco de mi experiencia.
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Llegué a mi grupo con doce años, demasiados comparándolos con los que me hubiese gustado empezar. Comencé en la sección de tropa, en la patrulla hormigas, la cual considero que es una de las fundamentales, pues es en la que se sientan los verdaderos valores del escultismo como puede ser la solidaridad, compartir con tus compañeros de patrulla, la humildad, salir adelante ante las dificultades... así como que es en el momento en el que ya los niños tienen edad para decidir si quieren seguir formando parte del movimiento o no.
Después de un año formándome, decidí hacer mi promesa, comprometiéndome a cumplir las leyes Scout, intentando construir un mundo mejor. Fue un día indescriptible con palabras, pues solo pueden saber lo que se siente aquellos que la hayan hecho, por ello fue unos de los días más importantes de mi vida, y compartir ese momento con mi patrulla fue lo mejor,
A los 14 pasé a la sección de esculta, en mi grupo Unidad Amaltea, en la cual se aprende a trabajar en equipo, pues se basa en crear una unidad entre todos los que formamos parte de la sección. Ahí nos conocemos mejor y vamos sentando las bases de lo que queremos hacer para beneficiar a la sociedad, creando proyectos a partir de los objetivos propuestos. En la misma, entendí el valor de la amistad y el compañerismo, aprendiendo a convivir mejor con todos mis compañeros.
Tres años más tarde, pasé a la sección a la que pertenezco ahora, a Rover, al Clan Calipso, en ésta debes de ser autosuficiente y "remar tu propia canoa", debes aprender a que si quieres hacer algo debes de ir a por ello hasta conseguirlo y ser tú mismo el guía de tu propuesta. Debes de marcarte unos objetivos que debes ir cumpliendo mientras pasas por la etapa. Por último, para completar mi etapa y mi formación en general, he decidido hacer el curso de monitor, además de los básicos para ser monitora de la sección de tropa.
En definitiva, considero que aprender de la naturaleza y de la experiencia, y adquirir valores que no se consideran importantes para impartirlos en un aula como convivir, la humildad o la solidaridad, son importantes para formarte como persona y civilizarte, para poder entre todos, como he dicho anteriormente, llegar a construir un mundo mejor. Por que al fin y al cabo... "las gotas de agua, si van unidas, formando ríos, llegan al mar.".
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