¿Jugamos?
¿Aprender o jugar?
Muchos de los docentes por los que he pasado no han sabido compaginar el aprendizaje con el juego, y yo me pregunto... ¿será que no se puede aprender jugando? ¿A cuántos de vosotros os han dicho alguna vez "no se juega en clase"? A mi, cientos de veces. Yo no entendía muy bien el por qué no podía pasarlo bien en el lugar donde estaba el mayor tiempo de mis días; por qué entre ejercicio y ejercicio no podía hacer un comentario con el compañero de al lado; por qué en cuanto desconectaba un poco, a la décima de segundo, ya me ponían a hacer copias... ¡Ay las copias! Cuántas veces no habré escrito "No hablaré más en clase con los compañeros" si creían que así al día siguiente no iba a volver a hablar...
Desde mi punto de vista, los niños están hechos para divertirse, pasarlo bien, disfrutar, jugar... por eso creo que nos cuesta estar tanto tiempo (seis horas al día, cinco días a la semana) sentados en una silla, delante de la pizarra sin poder casi ni respirar. Pero no culpo a los profesores de ello, culpo a quien decide que aprender a multiplicar o dividir, hacer sintaxis o morfología, o saber los huesos del cuerpo, es más importante que convivir. Aquellos que casi casi no nos dejan tiempo ni para conocer a la persona con la que compartíamos pupitre, porque eso no entra en la programación.

Queridos profesores, no es jugar en clase, es aprender divirtiéndonos. Que aquellos que hacen sus clases más participativas y con motivación, son los que captarán nuestra atención y nos harán aprender todo lo que se propongan. Aparten un momento lo importante y hagan disfrutar en sus clases, sus alumnos se lo agradecerán. No sé si será porque los tiempos han cambiado, pero yo, como futura docente, no me imagino un aprendizaje sin diversión.
Me está encantando tu blog, cada vez que leo uno de tus nuevos post, la emoción y un montón de sentimientos invaden mi cuerpo. Sigue así día a día.
ResponderEliminarCuanta razón llevas, sigue así.
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